El ritual de beber la sidra, bebida
democrática en fondo, formas y precio, tiene origen astur-céltico.
Este es un pequeño secreto que convendría
tener en cuenta antes de iniciar el ritual sidrero. Otros secretos para
esconxurar (conjurar) una buena juntanza donde vamos a beber sidra, estarían en
el propio fin del evento; alegrar y acompañar. Esto vale para cualquier tipo de
reunión donde se necesite compañía y un poco de alegría en el corazón.
Busquemos entonces un entorno favorable donde se sirva bien la sidra.
Temperatura; a 11-13 grados. Ni hielo, ni frigorífico. Fundamental que nos
escancie la sidra un/a profesional. Un buen escanciado asegura las propiedades
y potencia el sabor de la sidra. La cantidad servida en cada culín (se llama
así por el “culo” del vaso y su plural es culinos y no culines), es
precisamente la medida de escanciado.
Importante beber la sidra sin pausas,
dejando un pelín para tirar y lavar el vaso. Mejor no utilicéis los echadores
automáticos, pulsadores y tapones emulsores. Por muy divertido que os parezca,
se desvirtúa el sabor de la sidra.
La sidra espumea como las olas de su mar y
restalla en el paladar haciéndonos dar un chasquido de placer, de
agradecimiento vital, de alegría compartida con los demás.
Si tienes oportunidad, no te pierdas una
espicha, fiesta celebrada en un llagar, que toma su nombre del artilugio que se utiliza para probar
la sidra directamente del tonel. Si os entran ganas de cantar no os cortéis. Es
la prueba de la sidra.
Fuente: http://visitagijon.com/